Bueno en primer lugar me gustaría decirles que todo lo que se vaya a publicar en este blog son FanFics de crepúsculo, todos los personajes, espacios y demás cosas que aparezcan en cualquier libro de la saga son propiedad de Stephenie Meyer.
Los FanFics de crepúsculo no son de nuestra propiedad (Guadalupe Vulturi y Daniela Cullen) cada uno tiene su respectivo autor, y esta señalado en la descripción de cada FanFic. Tengan en cuenta que cualquiera de esos FanFics también se pueden encontrar en FanFiction.net u otro blog mientras tengan permiso de su autor.
Fuera de eso, no tengo nada más que decirles aparte de que disfruten su lectura.

A tu lado

El beso fue largo y dulce. Sentía como los labios de Edward recorrían cada centímetro de piel de mi paladar, acariciándolo… su lengua se movía en mi boca como el mejor de los ahugüentos y medicinas… sus caricias cicatrizaban todas y cada una de mis heridas… mi mente abandona mi cuerpo, mi conciencia… mis brazos se cerraron tras su cuello, anhelantes, deseando retenerlo para siempre a mi lado… mi estómago se encontraba cubierto de mariposas revoloteando… mi piel temblaba… y ni tan siquiera me acordaba de respirar.
Finalmente Edward se separo de mi, y me sonrió, sin embargo le basto un rápida mirada para descubrir que algo no andaba bien, y su rostro se tornó preocupado.
- Bella ¿qué ha ocurrido? – su voz se escuchó apremiante y preocupada, lo cual me molesto. ¿qué importaba lo que hubiera ocurrido? Lo importante es que estábamos juntos nuevamente, los dos.
Juntos… eso no podía ser posible, él me había dejado… si estábamos juntos significaba dos cosas, a) estaba soñando, b) estaba muerta.
Realmente no sabía cual de las dos me agradaba más. Si era un sueño significaba que seguía viva, pero que él desaparecería nada más despertar; si estaba muerta significaba, obviamente, que había muerto, pero Edward y yo estaríamos juntos eternamente.
Me encontraba extrañamente ansiosa por saber cual de las dos opciones era la real, por lo que no me quedo más remedio que preguntarle a la única persona que estaba a mi lado.
- ¿Esto es el cielo? – ante mi pregunta el me miro con extrañeza, por lo que tome su silencio como un no – estoy soñando, ¿entonces?
- Bella, ¿qué estas diciendo? – su voz sonaba asustada mas que exasperada – Según los pensamientos de Charlie has estado inconsciente por más de tres días… ¡Dios Bella! Perdóname.
- ¿De qué hablas? – pregunte extrañada ante la mueca de culpa y horror que invadía su rostro. No era justo que una criatura tan hermosa sufriera de esa manera.
- Yo… se que te dije que volvería en apenas dos días, y te juro que trate… pero me fue imposible sin ponerte en peligro.
Lentamente sus palabras llenaron mi mente, abriendo paso a una nueva posibilidad. ¿Qué ocurría si yo no hubiese muerto, si tampoco estuviese dormida, que ocurría si edward estaba realmente allí, a mi lado, explicándome el motivo de su tardanza?
- Edward… ¿de… de veras esta aquí? – no pude evitar que varias lagrimas se derramaran al mismo tiempo que pronunciaba esas palabras - ¿a… a mi lado?
- Por supuesto que si – sus palabras sonaban seguras, y comencé a creerle. – Te dije que te amaba ¿recuerdas? Que jamás podría vivir sin ti. – yo asentí levemente por respuesta.
- Pero… pensé que ya no vendrías… al fin y al cabo, serías más feliz si te alejaras de mi. –tartamudee. Era cierto.
- Jamás podría ser más feliz alejado de ti, Bella – pronunció solemnemente – La vida sin ti a mi lado, dejaría de ser vida hasta convertirse en un infierno. – sus ojos se cerraron tras sus palabras, permitiéndome ver la verdad que había en ellas – Aun así, te debo una explicación. La explicación de porque falte a mi palabra y no pude regresar antes a buscarte – me disponía a negar y decirle que no era necesario, cuando me interrumpió – por favor – pidió y no me quedo más remedio que asentir.
Edward me contó que había ido de caza junto a su familia, pero por desgracia se habían topado con un aquelarre de vampiros malvados, capitaneado por un tal James.
Resulto que ese vampiro era el mismo responsable de la conversión de Alice, ya que siendo esta humana el había intentado matarla, y para salvarle la vida otro vampiro enamorado de ella la había transformado.
No obstante, a pesar de no poder beber ya de su sangre, una vez James vio a Alice, contrajo en firme propósito de aniquilarla. Sin embargo, el vampiro era demasiado astuto para enfrentarse a la familia Cullem al completo, y había decidido esperar a que estos se aposentaran en un lugar concreto, para tomarlos por sorpresa y asesinarla.
Por suerte para ella, Edward escuchó en su mente los planes y fue lo suficientemente inteligente para poder evitarlos.
Todo el tiempo que estuvo fuera lo dedico a perseguir a James y al resto del grupo junto a su familia, hasta aniquilarlos a todos finalmente, apenas unas cuantas horas atrás.
El motivo por el cual no había podido venir a avisarme, fue que Alice vio que si eso sucedía, James lo seguiría hasta mí y no descansaría hasta poder beber mi sangre.
Una vez Edward terminó de relatarme lo sucedido me miró expectante, como si desease asegurarse de haber obtenido mi perdón… ¡Menuda estupidez! Cómo si hubiera algo que yo tuviese que perdonarle.
No obstante y en vista que no desistiría hasta obtener respuesta, hice lo único que deseaba hacer desde que había llegado, arrojarme a sus brazos. Él pareció tensarse en un primer momento, pero en seguida me devolvió el gesto, estrechándome fuertemente.
Estuve así, entre sus brazos, una eternidad que me pareció un sueño, ¿cuántas veces había imaginado en los últimos días que él regresaba a mi lado, para abrazarme, para decirme que me amaba? ¿cuántas veces me repetí a mi misma que no debía ilusionarme, que solo lograría hacerme más daño si lo hacía?
Pero finalmente estaba ahí, junto a mí, para siempre.
- Edward… - comencé, alzando la vista hasta sus ojos que me contemplaban cálidos, rebosantes de amor; aun así decidí preguntar y no pude evitar que un par de lagrimas se deslizaran por mi rostro; lagrimas de miedo, de alegría, de desahogo… lagrimas de una mujer enamorada - ¿me amas? – pregunte; jamás imagine que su respuesta pudiera ser tan simple y tan completo al mismo tiempo.
- Con todo mi corazón – aseguró, y yo le creí.
Me amaba y yo le amaba, ¿qué problema podía haber? Estaríamos siempre juntos, por la eternidad.
- Conviérteme entonces – dije. A pesar de ser la primera vez que manifestaba ese deseo en voz alta, llevaba planteándomelo largo tiempo en mis pensamientos. Me sorprendió la rapidez con la que su rostro se contrajo y se separo del abrazo.
- No – negó – eso jamás. – su tono se escuchaba enfadado… y asustado, y yo me estremecí en silencio. Al sentirlo relajo su expresión y me tono en los brazos nuevamente, pero su tono de voz continuo siendo estricto – Tú seguirás siendo humana, Bella, y yo seguiré a tu lado.
- Pero moriré – repliqué.
- No tardaré demasiado en seguirte, te lo prometo – pensé que era una broma, pero tras ver la decisión que brillaba en sus ojos supe que era real, él lo creía así. ¡Menudo plan más macabro!
- ¡Qué estupidez! – repliqué y en seguida formule un nuevo argumento – Me haré vieja. – y una visión de mi, anciana con arrugas, junto a él, un Dios heleno, me horrorizó el pensamiento.
- Para mi siempre serás la misma – aseguró simplemente, con exasperante tranquilidad y una odiosa sonrisa en los labios.
- Pero… pero… - debía darme prisa en buscar un argumento – ¡Charlie! Él se entero de que salía con alguien, culpa de esas viejas alcahuetas del pueblo, y por supuesto creyó que ese alguien era mi amante sin siquiera escucharme – me sonroje ligeramente al darme cuenta de lo que estaba diciendo, pero me encontraba demasiado furiosa para detenerme, y seguí hablando – ahora no me permite verle… verte – me corregí – y tampoco salir de casa ni ir a la Academia… Estoy encerrada hasta que cumpla la mayoría de edad, eso o casarme con Mike, a quien le están permitidas las visitas – añadí, eso último mordazmente, esperando que los celos le devolviesen la razón y me convirtiera… o al menos no negara por completo esa posibilidad.
Observe como su rostro abandonaba la sonrisa hasta tensarse por completo, parecía mucho mayor de ese modo, casi como un reflejo de su verdadera edad.
- ¿Estas hablando en serio? – sonaba serio, quizá más serio que en ninguna otra ocasión, lo cual me gusto ya que significaba que le asustaba perderme.
Asentí, no me creía capaz de hablar.
- Comprendo… - su rostro se torno en culpa – supongo que me lo merecía, por no haber estado aquí para evitarlo. – me disponía a asegurarle que no era culpa suya, cuando me interrumpió – Bella, creo que debo irme… Carliste, él sabrá como ayudarnos.
- ¡No te vallas! - suplique, sin poder contenerme. Él me miró tiernamente, cualquier resto de enfado había desaparecido.
- Amor mío… - susurró tiernamente - no debes preocuparte. Te juro que esta vez volveré antes de que te des cuenta, y cuando lo haga Charlie permitirá que estemos juntos, ya lo veras… - mi mirada se tornó algo escéptica, no dudaba de Edward, pero Charlie bien podía ser un viejo duro de mollera cuando se lo proponía – Confía en mi – pidió, apretando con fuerza mi mano, pero después pareció dudar un momento – Lo que estoy pensando no es muy honrado, pero… podrías continuar haciéndote la enferma un par de horas más.
Yo lo mire asombrada, pero asentí; ahora todo lo que él me pidiese, cualquier cosa.
- Prometo… - dudo – te juro que estaré aquí en apenas un par de horas, incluso menos, ¿de acuerdo? De nuevo me límite a asentir. – Cuídate mucho Bella – pidió mientras me abrazaba; petición algo estúpida teniendo en cuenta que iba a permanecer en mi cama hasta que el regresara… - Dos horas –volvió a repetir, e instantes después se desvaneció en el aire; supuse que habría salido corriendo por la ventana.
A partir de ese momento el tiempo comenzó a ir muy lentamente, apenas podía contar los segundos hasta que Edward regresase, y es que estaba segura de que lo haría.
Había sido una idiota en no confiar en él cuando me dijo que me amaba y que regresaría a mi lado lo antes posible. Solo ahora lo veía claro, él me amaba, y nada ni nadie lo alejaría de mí. Tan solo por preservar mi seguridad sería capaz de alejarse, como efectivamente había echo, pero finalmente acabaría volviendo, pues estaba tan unido a mi como yo a él.
Ese pensamiento me hizo sonreír, aun no lo podría creer, él hombre perfecto, el más perfecto de todos, era para mi, únicamente para mi, únicamente mío.
Respecto al agujero que sentía en mi pecho, había desaparecido. Y no como si hubiera sido sellado o cicatrizado, simplemente no quedaba huella alguna de su existencia.
No obstante no olvide la petición de Edward y permanecí en la cama hasta su regreso, esperando que este no se tardara mucho, sin embargo, en esta ocasión estaba segura de que volvería, aunque tardara milenios, lo haría. Lo cual me llevo a plantearme otra cuestión.
¿Por qué Edward no deseaba convertirme?
Me amaba, eso seguro, y quería pasar todo la vida junto a mi, entonces ¿por qué no alargar esta a la eternidad? ¿por qué ponerle fin a nuestro amor? Yo quería estar siempre a su lado, y esa era la forma más fácil, ¿por qué rechazarla? ¿por qué él la rechazaba?
Demasiadas preguntas, en verdad preferí no amargarme buscando una respuesta, no ahora que estaba tan feliz de tener a Edward a mi lado de nuevo. Por otra parte estuve segura que sería él mismo quien me diera la respuesta en el momento oportuno, y si no lo hacía... bien, ya encontraría la manera de persuadirle ¿no podría ser tan difícil, o si? Al sin y al cabo, por más vampiro que fuera, seguía siendo hombre ¿no? Y para que los hombres te hagan caso, solo hay que buscar la manera apropiada de persuadirles.
Mi rostro se torno algo rosado al mismo tiempo que un pícara sonrisa aparecía en mis labios; no obstante me obligue a mi misma a tranquilizarme. Todavía era muy pronto para eso, además no estaba muy segura de que él aceptara.
Pensamientos similares llenaron mi mente durante, lo que a mi me pareció, largo tiempo.
Finalmente unos fuertes pasos subiendo las escaleras me despertaron de mi ensimismamiento, y recordando la petición de Edward, me acomode en la cama y me arrope bien con las mantas, dando a mi cuerpo un aspecto enfermo. En el mismísimo momento en que la puerta se habría, cerré los ojos, deseando que Charlie no notara en mi ningún cambio.
Para mi sorpresa, no fue una persona sino dos las entraron a mi habitación. Una debía ser Charlie, la otra...
- ¿Esta usted seguro de que podrá hacer algo para sanarla – la voz de mi padre sonaba escéptico, pero también esperanzada – Parece tan joven... no se ofenda, pero tal vez hubiera sido mejor que la atendiera su padre.
Por alguna razón las palabras de Charlie hicieron que el corazón comenzara a latirme violentamente, nada comparado a como lo haría después, una vez averiguara quien era la otra persona que lo acompañaba.
- No se preocupe, señor. Estoy seguro de que podré diagnosticar su enfermedad y ponerle cura inmediatamente. De no ser así, mi padre acudirá lo antes posible.
Por un momento deje de respirar y luego comencé a hacerlo aceleradamente. Cómo no reconocer esa voz, si debía ser la más hermosa, melodiosa y perfecta en toda la Tierra. Solo podía ser él. Edward.
Pero ¿qué hacía ahí?
En verdad no me importaba demasiado. Lo único que deseaba era que mi padre abandonara la habitación para poder quedarme a solas con él lo antes posible. Por suerte para mi, mi ruego no tardo en ser escuchado.
- Bien, en ese caso, esperaré fuera. – a voz de mi padre, algo desconfiada, se escucho al mismo tiempo que unos pasos comenzaban a dirigirse hacía la salida.
Los segundos siguientes, no me quedo otra que contener el aliento, y solo cuando estuve segura de que mi padre había abandonado la habitación, me despoje de las mantas que me cubrían y me arroje a sus brazos.
- ¡Edward! – exclame, alo que él me hizo un gesto de silencio - ¿qué hace aquí? – pegunte más bajito.
- Te dije que regresaría ¿no? – preguntó, como si fuera lo más obvió.
- Con mi padre – puntualice con las cejas alzadas, a lo que su rostro se turbo en una sonrisa traviesa.
- Bueno... – tartamudeo – no es lo más honrado, pero mientras piense que soy tu medico personal me dejara venir a verte ¿cierto? – yo me quede pasmada, no creía a Edward capaz de hacer algo parecido. Durante un momento me miró avergonzado, sin embargo yo no pude reprimir la sonrisa.
- Y supongo, que si ve que mejoro de mi "enfermedad" hará todo lo que tú le digas ¿no es así? – pregunte juguetonamente. – Y tendrás que pasar mucho tiempo a mi lado para curarme ¿verdad doctor?
Edward solo rió.
La idea era un poco loca, cierto, pero ¿qué importaba?
Lo importante era que estábamos juntos, y si para eso había que decir alguna mentirijilla piadosa al bonachón de mi padre, pues... qué se le va a hacer.
Edward atrapó mis labios con los suyos justo en ese instante, y cualquier pensamiento lógico desapareció de mi mente. Estaríamos juntos, por siempre.
...........................................
Hola
Como estan? Extraño sus comentarios, por eso les pido que los dejen de nuevo, no abandonen este sitio. Hay una persona que ha seguido esta historia desde el incio y me gustaria agradecerle. Hayy una continuación del fic y no se si quieren que la suba. Ustedes escogen, dejen sus comentarios con la respuesta.

PD: Este no es el último capitulo este fanfic tiene 22 capitulos, este es el 19, pero vayan dejandome su respuesta de una vez.

1 comentario:

  1. ME ENCANTO!!!!!!!!! Cada día estoy atenta a ver cuadno publicas para leerlo, gracias por compartirlos!!! Claro que deseo que monten más capitulos para asi leerlos de inmediato!!!!

    Gracias!!!!!

    ResponderEliminar