-¡Vamos, Bella!- me chilló con su tono más agudo de voz una de mis mejores amigas, Alice Brandon. –Sabes que al final dirás que sí.- intentó apartar de nuevo las mantas con las que me cubría, y al ver que no funcionaba soltó un bufido de fastidio.
-Déjame dormir, Alice.- refunfuñé, mientras me aferraba a mi almohada.
Mi nombre es Isabella Marie Swan, pero desde pequeña me han llamado Bella. Soy una chica de estatura promedio, tez blanca –debido a la sangre albina de mi madre-, cabello largo color castaño y grandes ojos chocolate. Mi figura es bonita, y toda la vida me he visto acosada por los chicos, pero a mis diecinueve años solo he tenido un novio.
La relación fue buena mientras duró, pero la ruptura me dejó destrozada totalmente. Si no hubiera sido por mis mejores amigas, Alice Brandon y Rosalie Hale, aún andaría por ahí arrastrando mis penas. En verdad me alegro de haberlas conocido...
Alice Brandon es una chica bajita, de cabello negro intenso –corto y rebelde, cada punta señala hacia un lado distinto-, con unos preciosos ojos color avellana. Su tez es clara, como la mía, pero ella no se sonroja con tanta facilidad como yo. Tiene veinte años, nos conocimos en la escuela secundaria, el primer día de clases. Alice fue mi primera amiga en aquel lugar, pues yo era muy tímida para hablar con alguien.
Rosalie Hale, es una muchacha rubia y de ojos azules. Su figura deja a todos sin aliento, es escultural. Tiene la misma edad de Alice, la más pequeña soy yo. A ella la conocí en la escuela preparatoria. Alice se había tomado un año libre de escuela para ingresar a la preparatoria conmigo; algo que Rosalie había hecho por sus viajes alrededor del mundo. Y por arte de magia las tres terminamos en el mismo salón, compartiendo los mejores años de nuestras vidas.
Desde entonces las tres compartimos departamento. Los padres de Rosalie viajan mucho por sus negocios, y los de Alice tienen un prestigioso hotel en Las Vegas, por lo que nunca están en casa. Por mi parte, mi madre murió al darme a luz y papá cuando cumplí los quince, desde ese entonces fui acogida por unos viejos amigos, los Black.
Billy Black, vive en la Push. El y mi padre eran muy buenos amigos, y al morir el primero, Billy me crió. Su hijo Jacob Black era mi mejor amigo, y con el tiempo formalizamos nuestra relación y terminamos siendo novios. Pero todo acabó cuando lo atrapé engañándome con Leah, una vieja amiga. Terminamos en malos términos y abandoné la Push, quedándome con Alice en su casa de Forks, Washington.
Rosalie nos dijo que se mudaría a Phoenix para estudiar la universidad, y nos ofreció acompañarla. Alice, aborreciendo la soledad y el lluvioso pueblo aceptó encantada; y yo, con tal de dejar el pasado atrás, las acompañé. Ahora estamos de vacaciones, hemos terminado la preparatoria en Phoenix, al menos el último año, y ya hemos enviado solicitudes para todas las universidades posibles en Norte América. Pues queremos entrar a una donde nos acepten a las tres.
-¿Aún no se levanta?- escuché la suave, y divertida, voz de Rosalie desde el umbral de la puerta. ¿Es qué ninguna pensaba dejarme dormir? ¡Maldición!
Me destapé el rostro y abrí con pesadez los ojos, pero volví a cerrarlos cuando un rayo de luz me cegó. Hice el intento de nuevo, sabiendo que mis adoradas amigas no me permitirían dormir un minuto más. Unos ojos avellanas y otros azules me miraban con diversión pintada en ellos; ambas mantenían su rostro a escasos centímetros del mío. Una pequeña sonrisa maliciosa se comenzó a dibujar en sus labios pintados de rosa.
-¡Oh, no, no, no!- ambas rieron ante mi nuevo ataque de histeria. -¡No vamos a ir de compras, no, no ,no!- pequeñas lágrimas causadas por la risa se agolparon en los ojos de Alice. -¡Antes muerta que ir de compras de nuevo!- grité exasperada.
-¡Debes probarte esto!- chilló Rosalie detrás de mí, provocando que pegara un salto y se me cayera la bolsa de ropa que había comprado en otro lado.
-No quiero probarme nada, Rose.- dije de forma cortante, mientras usaba todo el poder de mi mirada contra ella. –Y dile a Ali que no me probaré nada más.- y nuevamente no funcionó.
A eso de las siete de la tarde llegamos a casa. Rose y Ali cargaban con doce bolsas de ropa femenina, cinco pares de zapatos nuevos y muchos accesorios. Yo había salido con seis bolsas de ropa, dos pares de zapatos, una bolsa y algunas joyas.
-¡Hay que ir de nuevo mañana!- gritó emocionada Alice. -¿Quieren hacer algo hoy en la noche? Es sábado y...- comenzó, y si, era sábado. Pero me parecía que habíamos estado una semana entera en el centro comercial.
-Quiero ver una película e irme a la cama después.- dije cuando Ali se proponía sugerir algo nuevo. –Nada de fiestas alocadas este fin de semana.- la corté de nuevo. –Fuimos de compras ayer y luego a la fiesta de Jessica Stanley, hoy también fuimos de compras...no quiero salir hasta el próximo verano.-
-No debes ser tan amargada, Bella.- dijeron ambas a coro, sabía que no vería una película. Y estaba en lo cierto, se me vino encima un sermón sobre mi modo de ser tan antisocial y lo poco que salía. Me quedé dormida en el sofá cuando llegaron a la parte de los chicos que rechazaba ...
Habíamos puesto esos nombres como un juego, ya que somos como hermanas, pero solo los usamos cuando estamos molestas con otra. Yo soy Isabella Marie Swan Brandon Hale; Alice es, Mary Alice Brandon Swan Hale; y Rosalie es, Rosalie Lillian Hale Swan Brandon. Todo depende de a quien conociste primero.
-¡Auch!- me quejé mientras sobaba mi trasero, el cual había amortiguado mi caída. -¿Qué pasa?- ambas se miraron antes de tomarme ambas manos, una cada una, y arrastrarme a mi cuarto.
-Debes bañarte y vestirte, haz tu maleta, nos vamos...- comenzó a hablar velozmente Rose, cada palabra atropellaba a la otra, lo que me dificultaba entenderle, considerando que mi mente se desconectó desde que pronunció maleta.
-¡Jasper quiere vernos en Las Vegas!- corearon ambas con sus musicales voces. Abrí los ojos desmesuradamente.
Jasper es el hermano mayor, y gemelo, de Rosalie. Ya se imaginan: tez clara, ojos azules, cabello rubio y un cuerpo realmente atractivo. Jazz, o como le decimos al menos, es el novio de Alice desde hace un año. Se ha hablado de planes de boda, y siempre dijo que el día que nos citara en Las Vegas sería para anunciar su compromiso, pero eso Alice no lo sabe.
Jazz vive en Arizona, con sus dos mejores amigos: Emmett y Edward Cullen, los hermanos Cullen. Emmett tiene veintiún años, cabello castaño y ojos cafeces, tez clara y es grande y musculoso. Rosalie y él salen cuando Jazz lo trae de visita, creo que se gustan demasiado. A Edward no lo conozco, pero dicen que es de mi edad; cabello cobrizo y rebelde, grandes ojos verde esmeralda, sonrisa torcida que te quita el aliento, un cuerpo deseable y una personalidad hechizante...
-¿Cuándo nos vamos?- pregunté soltando un suspiro, pero guiñándole un ojo a Rose.
-Ahora mismo.- cantó Alice, para luego correr a su habitación y hacer su maleta.
-El día ha llegado...- susurramos Rosalie y yo al mismo tiempo.
Todo parece señalar que... ¡Nos vamos de Viaje!
-Déjame dormir, Alice.- refunfuñé, mientras me aferraba a mi almohada.
Mi nombre es Isabella Marie Swan, pero desde pequeña me han llamado Bella. Soy una chica de estatura promedio, tez blanca –debido a la sangre albina de mi madre-, cabello largo color castaño y grandes ojos chocolate. Mi figura es bonita, y toda la vida me he visto acosada por los chicos, pero a mis diecinueve años solo he tenido un novio.
La relación fue buena mientras duró, pero la ruptura me dejó destrozada totalmente. Si no hubiera sido por mis mejores amigas, Alice Brandon y Rosalie Hale, aún andaría por ahí arrastrando mis penas. En verdad me alegro de haberlas conocido...
Alice Brandon es una chica bajita, de cabello negro intenso –corto y rebelde, cada punta señala hacia un lado distinto-, con unos preciosos ojos color avellana. Su tez es clara, como la mía, pero ella no se sonroja con tanta facilidad como yo. Tiene veinte años, nos conocimos en la escuela secundaria, el primer día de clases. Alice fue mi primera amiga en aquel lugar, pues yo era muy tímida para hablar con alguien.
Rosalie Hale, es una muchacha rubia y de ojos azules. Su figura deja a todos sin aliento, es escultural. Tiene la misma edad de Alice, la más pequeña soy yo. A ella la conocí en la escuela preparatoria. Alice se había tomado un año libre de escuela para ingresar a la preparatoria conmigo; algo que Rosalie había hecho por sus viajes alrededor del mundo. Y por arte de magia las tres terminamos en el mismo salón, compartiendo los mejores años de nuestras vidas.
Desde entonces las tres compartimos departamento. Los padres de Rosalie viajan mucho por sus negocios, y los de Alice tienen un prestigioso hotel en Las Vegas, por lo que nunca están en casa. Por mi parte, mi madre murió al darme a luz y papá cuando cumplí los quince, desde ese entonces fui acogida por unos viejos amigos, los Black.
Billy Black, vive en la Push. El y mi padre eran muy buenos amigos, y al morir el primero, Billy me crió. Su hijo Jacob Black era mi mejor amigo, y con el tiempo formalizamos nuestra relación y terminamos siendo novios. Pero todo acabó cuando lo atrapé engañándome con Leah, una vieja amiga. Terminamos en malos términos y abandoné la Push, quedándome con Alice en su casa de Forks, Washington.
Rosalie nos dijo que se mudaría a Phoenix para estudiar la universidad, y nos ofreció acompañarla. Alice, aborreciendo la soledad y el lluvioso pueblo aceptó encantada; y yo, con tal de dejar el pasado atrás, las acompañé. Ahora estamos de vacaciones, hemos terminado la preparatoria en Phoenix, al menos el último año, y ya hemos enviado solicitudes para todas las universidades posibles en Norte América. Pues queremos entrar a una donde nos acepten a las tres.
-¿Aún no se levanta?- escuché la suave, y divertida, voz de Rosalie desde el umbral de la puerta. ¿Es qué ninguna pensaba dejarme dormir? ¡Maldición!
Me destapé el rostro y abrí con pesadez los ojos, pero volví a cerrarlos cuando un rayo de luz me cegó. Hice el intento de nuevo, sabiendo que mis adoradas amigas no me permitirían dormir un minuto más. Unos ojos avellanas y otros azules me miraban con diversión pintada en ellos; ambas mantenían su rostro a escasos centímetros del mío. Una pequeña sonrisa maliciosa se comenzó a dibujar en sus labios pintados de rosa.
-¡Oh, no, no, no!- ambas rieron ante mi nuevo ataque de histeria. -¡No vamos a ir de compras, no, no ,no!- pequeñas lágrimas causadas por la risa se agolparon en los ojos de Alice. -¡Antes muerta que ir de compras de nuevo!- grité exasperada.
As de Corazones- As de Corazones- As de Corazones- As de Corazones- As de Corazones
¡Maldita obsesión compulsiva por las compras! No pude evitar llevarme el dedo pulgar y el índice al puente de la nariz mientras veía a Alice correr por uno de los pasillos de Victoria's boutique cargando pilas de ropas. ¿Cómo demonios terminé en esto? Me preguntaba interiormente, mientras recordaba el modo tan poco ortodoxo con el que mis comprensibles compañeras de cuarto me había metido al coche y llevado al centro comercial...de nuevo.-¡Debes probarte esto!- chilló Rosalie detrás de mí, provocando que pegara un salto y se me cayera la bolsa de ropa que había comprado en otro lado.
-No quiero probarme nada, Rose.- dije de forma cortante, mientras usaba todo el poder de mi mirada contra ella. –Y dile a Ali que no me probaré nada más.- y nuevamente no funcionó.
A eso de las siete de la tarde llegamos a casa. Rose y Ali cargaban con doce bolsas de ropa femenina, cinco pares de zapatos nuevos y muchos accesorios. Yo había salido con seis bolsas de ropa, dos pares de zapatos, una bolsa y algunas joyas.
-¡Hay que ir de nuevo mañana!- gritó emocionada Alice. -¿Quieren hacer algo hoy en la noche? Es sábado y...- comenzó, y si, era sábado. Pero me parecía que habíamos estado una semana entera en el centro comercial.
-Quiero ver una película e irme a la cama después.- dije cuando Ali se proponía sugerir algo nuevo. –Nada de fiestas alocadas este fin de semana.- la corté de nuevo. –Fuimos de compras ayer y luego a la fiesta de Jessica Stanley, hoy también fuimos de compras...no quiero salir hasta el próximo verano.-
-No debes ser tan amargada, Bella.- dijeron ambas a coro, sabía que no vería una película. Y estaba en lo cierto, se me vino encima un sermón sobre mi modo de ser tan antisocial y lo poco que salía. Me quedé dormida en el sofá cuando llegaron a la parte de los chicos que rechazaba ...
As de Corazones- As de Corazones- As de Corazones- As de Corazones- As de Corazones
-¡Isabella Marie Swan Brandon Hale!- escuché el grito y pegué un salto, cayendo por el impulso del sillón. Alice y Rosalie soltaron una carcajada que me ayudó a despertar por completo.Habíamos puesto esos nombres como un juego, ya que somos como hermanas, pero solo los usamos cuando estamos molestas con otra. Yo soy Isabella Marie Swan Brandon Hale; Alice es, Mary Alice Brandon Swan Hale; y Rosalie es, Rosalie Lillian Hale Swan Brandon. Todo depende de a quien conociste primero.
-¡Auch!- me quejé mientras sobaba mi trasero, el cual había amortiguado mi caída. -¿Qué pasa?- ambas se miraron antes de tomarme ambas manos, una cada una, y arrastrarme a mi cuarto.
-Debes bañarte y vestirte, haz tu maleta, nos vamos...- comenzó a hablar velozmente Rose, cada palabra atropellaba a la otra, lo que me dificultaba entenderle, considerando que mi mente se desconectó desde que pronunció maleta.
-¡Jasper quiere vernos en Las Vegas!- corearon ambas con sus musicales voces. Abrí los ojos desmesuradamente.
Jasper es el hermano mayor, y gemelo, de Rosalie. Ya se imaginan: tez clara, ojos azules, cabello rubio y un cuerpo realmente atractivo. Jazz, o como le decimos al menos, es el novio de Alice desde hace un año. Se ha hablado de planes de boda, y siempre dijo que el día que nos citara en Las Vegas sería para anunciar su compromiso, pero eso Alice no lo sabe.
Jazz vive en Arizona, con sus dos mejores amigos: Emmett y Edward Cullen, los hermanos Cullen. Emmett tiene veintiún años, cabello castaño y ojos cafeces, tez clara y es grande y musculoso. Rosalie y él salen cuando Jazz lo trae de visita, creo que se gustan demasiado. A Edward no lo conozco, pero dicen que es de mi edad; cabello cobrizo y rebelde, grandes ojos verde esmeralda, sonrisa torcida que te quita el aliento, un cuerpo deseable y una personalidad hechizante...
-¿Cuándo nos vamos?- pregunté soltando un suspiro, pero guiñándole un ojo a Rose.
-Ahora mismo.- cantó Alice, para luego correr a su habitación y hacer su maleta.
-El día ha llegado...- susurramos Rosalie y yo al mismo tiempo.
Todo parece señalar que... ¡Nos vamos de Viaje!
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