Edward POV
-Bella...- Su nombre salió de mi lengua como música para mis oídos. Mi gélido aliento congeló el vidrio de la ventana sobre la cual estaba apoyado. Tenía mi vista posada en el paisaje, deseando nada más que a ella. Su nombre trajo dolor a mi corazón, pero lo merecía. Fui yo quien decidió esto. Fui yo quien decidió mantenerla a salvo. A salvo de mi especie...de mi...
-Ve a buscarla.- Susurró Alice desde la puerta. Había desarrollado el estupendo hábito de bloquear sus pensamientos de mí. Tan bien, que no le había oído entrar a la habitación. O quizás era que ya no me interesaba escuchar a nadie más. No había necesidad de mi talento cuando la única mente que quería oír era aquella que nunca podría.
-No puedo.- Gemí desde mi espacio a un lado de la ventana, sin dejar de mirar a través de ella. Mis ojos se enfocaron en ella, mirándola a través del reflejo del vidrio. Su rostro estaba fruncido en bronca y decepción, como si su mente no hubiera revelado eso ya.
Edward... estas siendo un tonto. Han pasado cuatro años. Al menos ve a ver como esta. Quizás es tan miserable como tú.
-Quizás siguió adelante.- dije finalmente girándome hacia Alice. Su reflejo en el vidrio no le hacía justicia. Sus ojos estaban negros, brillaban de furia. Sacudió su cabeza, dando otro paso hacia mí.
-Te he escuchado Edward. No le he visto en ninguna de mis visiones,- Comenzó Alice, como lo hacía siempre que sacaba el tema. -pero a pesar de eso no creo que Bella sea feliz. De hecho, apostaría lo que fuera que ella están infeliz como tú.
Le gruñí por unos instantes antes de darle la espalda, ignorando su reflejo y mirando la penumbra que tenía frente a mí. Ella dejó escapar un silbido de frustración mientras caminaba hacia mi lado y se acomodó frente a la otra ventana. Sentía sus ojos sobre mí pero no me importaba.
¡Edward! Por favor, ve. Solo una vez. No necesitas hablarle, solo ve a Forks y asegúrate de que este bien. Por el amor de Dios, ve si aun sigue allí. ¿Qué tiene de malo asegurarse de que realmente este bien, Edward?
-No tendré la fuerza suficiente para volver.- Giré mi rostro con mis ojos llenos de furia. Me apartó la vista, aunque sus pensamientos seguían allí. Le gruñí, mis ojos lentamente volvieron a perderse en el paisaje nocturno. -No lo entiendes. He pasado por malos momentos aquí. Si vuelvo allá...si la veo...feliz o no, no sería capaz de volver.
-Te fuiste una vez, podrías hacerlo de nue…
-No.- le corté rápidamente sabiendo sus palabras antes de que las terminase. Sacudí mi cabeza lentamente, manteniendo mi atención en la ventana. Mis ojos eran aun demasiado duros como para verla. Suspiré. -Me conozco Alice. No podría volver a hacerlo. No podría volver a irme.
-¿Qué tal si está muerta?- susurró Alice.
Abrí mi boca y mis ojos se fijaron en ella. ¿Sabía algo que yo no? La cerré, recordando su promesa. ¿Bella, muerta? No podía estar muerta…me lo había prometido. Había prometido que estaría a salvo, por mí. Bella estaba a salvo. Bella era feliz. Tenía que serlo.
-Bella no está muerta.
-¿Y si es miserable?- Continúo Alice.
-Seria aun mucho más miserable si yo regresara.- Respondí, sabiendo que era una pobre respuesta. Era una enorme mentira y lo sabía.
-Por favor,- Se quejó Alice, -sabes que eso es una mentira. Bella estaría feliz de que volvieras a ella.
-Es peligroso.- Usé mi típica excusa.
-Es Bella.- Murmuró -Tienes suerte si no se ha muerto hasta ahora. ¿Cuántas veces tuviste que salvarla, Edward? ¿Crees que su mala suerte va a desaparecer por arte de magia? Esta más segura con nosotros.
Sacudí mi cabeza andes de volver a apoyarla contra el frío vidrio. Bueno, frío para un humano, para mí estaba cálido. Cerré mis ojos, respirando suavemente, aun sabiendo que no lo necesitaba. Alice estaba presionándome…y con sus malditos poderes psíquicos probablemente sabía el resultado de la charla.
Sentí una ola de tranquilidad en el ambiente, miré hacia arriba y Jasper estaba parado en el marco de la puerta. Gruñí ante su intento. -¿Viniste a ponerte en mi contra?
Jasper sonrió a modo de disculpa, la respuesta era clara. Haría lo que fuera por Alice. Tal como yo lo haría por Bella. Le miré sin decirle nada antes de volver mí vista a la ventana una vez más.
-Tenemos razón ¿sabes?- Siguió aguijoneándome Alice. -Todos están de acuerdo…hasta Rosalie, para ser exactos. No has sido tú mismo, Edward. Finalmente estamos todos viviendo en una casa, juntos, nuevamente. Y es como si no estuvieras aquí.
-Puedo irme.- ofrecí salvajemente. Alice gimió y me arrepentí por aquel arrebato. -Lo siento.
-Estas lastimando a Esme, Edward.- la voz de Alice se había convertido en un susurro, -Nos estas lastimando a todos. Jasper puede sentir tu dolor. Es como si hubieras muerto, Edward…Bella es tu vida. Sé que eras su vida. Su amor.
-Por favor, Edward.- continuó Jasper cuando la voz de Alice se quebró. Levanté mi rostro, viendo el dolor en los ojos de mi hermana. Bella era su mejor amiga. Significaba mucho para ella. Le quería tanto como yo. -Solo ve a fijarte como está. Si es miserable, bueno, sabrás que estabas equivocado. Si es feliz…puedes hacer lo que quieras. No volveremos a interferir.
-Bien.- solté la palabra antes de pensarla. Mis ojos se abrieron de a poco, tal como lo hicieron los de Alice. Abrí mi boca para deshacer lo dicho, pero me di cuenta de que no quería hacerlo. Quería volver a ver a Bella otra vez. Quería ver su sonrisa, aun si no era para mí. Quería ver sus ojos brillando de la emoción. Quería a Bella.
-¿De verdad?- Se regocijó Alice, saltando. Escuché a Jasper sonreír, feliz ante las emociones de Alice. Le miré sonriente, con una sonrisa torcida por primera vez en años. Asentí con la cabeza.
-Vamos por los boletos entonces.- Comencé, levantándome lentamente. Cuando me volví hacia Alice, me di cuenta de que tenía los boletos en sus manos. Parpadeé. -Debería haber esperado eso de ti... ¿Por eso estabas bloqueando tus pensamientos de mi?
-No sabía si iba a funcionar si oías todo lo que iba a suceder.- me explicó Alice con una sonrisa mientras sus pensamientos fluían a gran velocidad. Tomé mi boleto de su mano y leí la información. Estaríamos en Forks en menos de ocho horas.
-Por supuesto que sucedería.- Murmuré, mirando el resto de los boletos. Parecía que todos iban a venir. Aparentemente todos apostaban que Bella era miserable. Si lo era, me quedaría...aun si era feliz, no creía poder irme de allí -Sabes que mi única debilidad es Bella.
-Díselo a ella.- Jasper sonrió y me golpeó en la espalda, mientras salíamos de la habitación. Sabía que sus palabras no querían causarme daño. Pero el haber dejado a Bella era algo que no me iba a perdonar.
-¡Alégrate!- Gritó Jasper desde el hall.
-Deberías escucharle, Edward.- Canturreaba Alice a mi lado, mientras bailaba hacia la puerta detrás de Jasper. Me sonrió desde el marco de la puerta -¡Bella se va a poner tal feliz, lo sé!
-¿Lo sabes, o lo sabes, sabes?- pregunté sonriéndole.
-Edward ¡hablas como un estudiante de secundaria!- Rió Alice. Encantes se puso seria -No te he mentido. No he observado a Bella desde que nos fimos. No lo sé, se…- rió ante ello -Pero confía en mí, si conozco a Bella…se que será así.
-Espero.- susurré luego de que Alice saliera de la habitación. Sabía que me había escuchado, pero no me respondió. Me volví hacia mi cuarto y comencé a empacar las cosas que necesitaría por si decidíamos quedarnos. Volvería a ver a Bella en menos de ocho horas.
En ocho horas, sería feliz nuevamente.
-Bella...- Su nombre salió de mi lengua como música para mis oídos. Mi gélido aliento congeló el vidrio de la ventana sobre la cual estaba apoyado. Tenía mi vista posada en el paisaje, deseando nada más que a ella. Su nombre trajo dolor a mi corazón, pero lo merecía. Fui yo quien decidió esto. Fui yo quien decidió mantenerla a salvo. A salvo de mi especie...de mi...
-Ve a buscarla.- Susurró Alice desde la puerta. Había desarrollado el estupendo hábito de bloquear sus pensamientos de mí. Tan bien, que no le había oído entrar a la habitación. O quizás era que ya no me interesaba escuchar a nadie más. No había necesidad de mi talento cuando la única mente que quería oír era aquella que nunca podría.
-No puedo.- Gemí desde mi espacio a un lado de la ventana, sin dejar de mirar a través de ella. Mis ojos se enfocaron en ella, mirándola a través del reflejo del vidrio. Su rostro estaba fruncido en bronca y decepción, como si su mente no hubiera revelado eso ya.
Edward... estas siendo un tonto. Han pasado cuatro años. Al menos ve a ver como esta. Quizás es tan miserable como tú.
-Quizás siguió adelante.- dije finalmente girándome hacia Alice. Su reflejo en el vidrio no le hacía justicia. Sus ojos estaban negros, brillaban de furia. Sacudió su cabeza, dando otro paso hacia mí.
-Te he escuchado Edward. No le he visto en ninguna de mis visiones,- Comenzó Alice, como lo hacía siempre que sacaba el tema. -pero a pesar de eso no creo que Bella sea feliz. De hecho, apostaría lo que fuera que ella están infeliz como tú.
Le gruñí por unos instantes antes de darle la espalda, ignorando su reflejo y mirando la penumbra que tenía frente a mí. Ella dejó escapar un silbido de frustración mientras caminaba hacia mi lado y se acomodó frente a la otra ventana. Sentía sus ojos sobre mí pero no me importaba.
¡Edward! Por favor, ve. Solo una vez. No necesitas hablarle, solo ve a Forks y asegúrate de que este bien. Por el amor de Dios, ve si aun sigue allí. ¿Qué tiene de malo asegurarse de que realmente este bien, Edward?
-No tendré la fuerza suficiente para volver.- Giré mi rostro con mis ojos llenos de furia. Me apartó la vista, aunque sus pensamientos seguían allí. Le gruñí, mis ojos lentamente volvieron a perderse en el paisaje nocturno. -No lo entiendes. He pasado por malos momentos aquí. Si vuelvo allá...si la veo...feliz o no, no sería capaz de volver.
-Te fuiste una vez, podrías hacerlo de nue…
-No.- le corté rápidamente sabiendo sus palabras antes de que las terminase. Sacudí mi cabeza lentamente, manteniendo mi atención en la ventana. Mis ojos eran aun demasiado duros como para verla. Suspiré. -Me conozco Alice. No podría volver a hacerlo. No podría volver a irme.
-¿Qué tal si está muerta?- susurró Alice.
Abrí mi boca y mis ojos se fijaron en ella. ¿Sabía algo que yo no? La cerré, recordando su promesa. ¿Bella, muerta? No podía estar muerta…me lo había prometido. Había prometido que estaría a salvo, por mí. Bella estaba a salvo. Bella era feliz. Tenía que serlo.
-Bella no está muerta.
-¿Y si es miserable?- Continúo Alice.
-Seria aun mucho más miserable si yo regresara.- Respondí, sabiendo que era una pobre respuesta. Era una enorme mentira y lo sabía.
-Por favor,- Se quejó Alice, -sabes que eso es una mentira. Bella estaría feliz de que volvieras a ella.
-Es peligroso.- Usé mi típica excusa.
-Es Bella.- Murmuró -Tienes suerte si no se ha muerto hasta ahora. ¿Cuántas veces tuviste que salvarla, Edward? ¿Crees que su mala suerte va a desaparecer por arte de magia? Esta más segura con nosotros.
Sacudí mi cabeza andes de volver a apoyarla contra el frío vidrio. Bueno, frío para un humano, para mí estaba cálido. Cerré mis ojos, respirando suavemente, aun sabiendo que no lo necesitaba. Alice estaba presionándome…y con sus malditos poderes psíquicos probablemente sabía el resultado de la charla.
Sentí una ola de tranquilidad en el ambiente, miré hacia arriba y Jasper estaba parado en el marco de la puerta. Gruñí ante su intento. -¿Viniste a ponerte en mi contra?
Jasper sonrió a modo de disculpa, la respuesta era clara. Haría lo que fuera por Alice. Tal como yo lo haría por Bella. Le miré sin decirle nada antes de volver mí vista a la ventana una vez más.
-Tenemos razón ¿sabes?- Siguió aguijoneándome Alice. -Todos están de acuerdo…hasta Rosalie, para ser exactos. No has sido tú mismo, Edward. Finalmente estamos todos viviendo en una casa, juntos, nuevamente. Y es como si no estuvieras aquí.
-Puedo irme.- ofrecí salvajemente. Alice gimió y me arrepentí por aquel arrebato. -Lo siento.
-Estas lastimando a Esme, Edward.- la voz de Alice se había convertido en un susurro, -Nos estas lastimando a todos. Jasper puede sentir tu dolor. Es como si hubieras muerto, Edward…Bella es tu vida. Sé que eras su vida. Su amor.
-Por favor, Edward.- continuó Jasper cuando la voz de Alice se quebró. Levanté mi rostro, viendo el dolor en los ojos de mi hermana. Bella era su mejor amiga. Significaba mucho para ella. Le quería tanto como yo. -Solo ve a fijarte como está. Si es miserable, bueno, sabrás que estabas equivocado. Si es feliz…puedes hacer lo que quieras. No volveremos a interferir.
-Bien.- solté la palabra antes de pensarla. Mis ojos se abrieron de a poco, tal como lo hicieron los de Alice. Abrí mi boca para deshacer lo dicho, pero me di cuenta de que no quería hacerlo. Quería volver a ver a Bella otra vez. Quería ver su sonrisa, aun si no era para mí. Quería ver sus ojos brillando de la emoción. Quería a Bella.
-¿De verdad?- Se regocijó Alice, saltando. Escuché a Jasper sonreír, feliz ante las emociones de Alice. Le miré sonriente, con una sonrisa torcida por primera vez en años. Asentí con la cabeza.
-Vamos por los boletos entonces.- Comencé, levantándome lentamente. Cuando me volví hacia Alice, me di cuenta de que tenía los boletos en sus manos. Parpadeé. -Debería haber esperado eso de ti... ¿Por eso estabas bloqueando tus pensamientos de mi?
-No sabía si iba a funcionar si oías todo lo que iba a suceder.- me explicó Alice con una sonrisa mientras sus pensamientos fluían a gran velocidad. Tomé mi boleto de su mano y leí la información. Estaríamos en Forks en menos de ocho horas.
-Por supuesto que sucedería.- Murmuré, mirando el resto de los boletos. Parecía que todos iban a venir. Aparentemente todos apostaban que Bella era miserable. Si lo era, me quedaría...aun si era feliz, no creía poder irme de allí -Sabes que mi única debilidad es Bella.
-Díselo a ella.- Jasper sonrió y me golpeó en la espalda, mientras salíamos de la habitación. Sabía que sus palabras no querían causarme daño. Pero el haber dejado a Bella era algo que no me iba a perdonar.
-¡Alégrate!- Gritó Jasper desde el hall.
-Deberías escucharle, Edward.- Canturreaba Alice a mi lado, mientras bailaba hacia la puerta detrás de Jasper. Me sonrió desde el marco de la puerta -¡Bella se va a poner tal feliz, lo sé!
-¿Lo sabes, o lo sabes, sabes?- pregunté sonriéndole.
-Edward ¡hablas como un estudiante de secundaria!- Rió Alice. Encantes se puso seria -No te he mentido. No he observado a Bella desde que nos fimos. No lo sé, se…- rió ante ello -Pero confía en mí, si conozco a Bella…se que será así.
-Espero.- susurré luego de que Alice saliera de la habitación. Sabía que me había escuchado, pero no me respondió. Me volví hacia mi cuarto y comencé a empacar las cosas que necesitaría por si decidíamos quedarnos. Volvería a ver a Bella en menos de ocho horas.
En ocho horas, sería feliz nuevamente.
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