Bella POV
El viaje hasta la casa de los Cullen fue rápido, para el agrado de Allie. Tan pronto como Allie había aceptado ir a conocer al resto de los Cullen, Jasper salió disparado para buscar el Volvo de Edward. Allie, tan pequeña e inocente, no le pareció extraño que a Jasper le tomara unos pocos minutos en traer el auto. A decir verdad, estaba tan concentrada en admirar el reluciente auto que no se daba cuenta de la velocidad a la que íbamos.
Edward manejaba a su habitual velocidad, y por primera vez no me quejé. Estaba completamente ansiosa por alejarme lo más posible de aquella casa. Mi mente volaba en miles de pensamientos mientras permanecí en silencio todo el trayecto.
¿Como pudo Allie saber que Mike había sido violento todo este tiempo? Había hecho hasta lo imposible por mantener las peleas en silencio, siempre temiendo que Allie pudiera descubrir la espantosa realidad de su familia. No quería exponerla a la violencia de su padre. Y aun así, ella lo sabia. Le había escuchado gritarme en las noches. Le había escuchado golpearme. No podía dormir en las noches por el dolor que Mike continuamente me infligía a mí. A mi familia.
-¡El abuelo Charlie te gritaría!- Le regañó Allie a Edward, riéndose entre cada palabra. El le dio una sonrisa torcida e hizo que el motor rugiera. Allie gritó encantada.
Acerqué a Allie a mí, encerrándola entre mis brazos. Di beso tras beso sobre su cabecita, temiendo todo el tiempo que debería pelear por ella contra Mike. ¿Y si la alejaba de mí? ¿Y si la corte falla a favor de él? No podía perder a Allie. Después de lo que Mike había dicho...las horribles cosas que dijo. No podía dejar que la lastimara.
-¡Mami!- Allie me llamó retorciéndose en mis brazos, tratando de salir, -¡Llegamos!
Salí de mis pensamientos, mirando a mi alrededor sorprendida. Lancé una mirada a Edward, lista para hacerle notar la velocidad a la que había ido, pero mi mirada se desvaneció en una de amor en el momento en que mis ojos se encontraron con los suyos.
-¡Mami!- Allie continuó moviéndose en mis brazos, tratando de salir, -¡Quiero ver la casa!
-¡Oops!- Liberé a Allie y salió del auto, saltando sobre el pasto mientras nos esperaba a nosotros. Salí del auto y alcé a Allie en mis brazos, -Perdona, Allie.
-Bueno, apurémonos,- Edward habló a mi lado, pasando su mano por el pelo de Allie, despeinándola, -Van a irse si tienen que esperarnos tanto.
Allie sonrió ante el tono bromista de su voz.
Caminamos hacia la casa, Allie y Edward continuaban lanzándose bromas el uno al otro. Yo aun permanecía en silencio, encerrada en los recuerdos de los últimos días. Habían pasado tantas cosas y aun así me parecía que había pasado una eternidad así. Era perfecto. Se sentía tan bien, como si esta fuera la forma en que las cosas deberían haber sido.
Dejé a Allie en el suelo luego de que hubiéramos subido las escaleras. Ella corrió hacia la puerta, golpeándola dos veces antes de apartarse y esperar. Era una niña tan educada. Me recordaba a mi misma. Mi madre siempre decía que había nacido con treinta y cinco años y me volvía mas madura con cada año que pasaba. Allie era igual. Era bastante madura para su edad.
-¡Allie!- Le saludó Esme con su calida voz y una brillante sonrisa cuando abrió la puerta. Allie le miró con sus ojos bien abiertos.
-¡Sabe mi nombre!- Se sorprendió. Traté de imitarla en mi falsa sorpresa, pero una sonrisa la borró rápidamente.
-Si, obviamente lo sabe, Allie,- Caminé hacia Esme y ella me envolvió en un abrazo. Le devolví el gesto, había extrañado el abrazo de mi verdadera familia. Me volví hacia Allie, -Ella es la mama de Alice.
-¿Entonces ella es mi abuela?- Preguntó Allie, abriendo sus ojos alegremente. Miré a Esme, preocupada de que el término le hubiese resultado ofensivo de alguna forma. Era tonta al preocuparme. Esme le sonrió alegremente a Allie, -¡Pero es tan linda! ¡No se ve nada vieja!
-Eso es por que como todas mis frutas y vegetales,- Sonrió Esme. Carlisle apareció a un lado de Esme, pasando sus brazos alrededor de su cintura. Miró a Allie con la misma sonrisa que me había recibido la primera vez que le conocí.
-Hola, Allie,- Habló Carlisle, haciendo un gesto hacia Esme, -Ella es Esme y yo soy Carlisle.
Allie miró a Edward expectante.
-El es tu abuelo.- Respondió Edward con una sonrisa. Obviamente había leído sus pensamientos, aunque ella no sabia eso.
Allie corrió hacia delante, como la niña extrovertida que era, y paso sus brazos por la pierna de Esme. Esme le miró con sus ojos enormes ante la sorpresa antes de que su rostro se derritiera en una expresión de amor. Sabía que siempre había querido un niño. Se arrodilló y alzó a Allie en sus brazos, sosteniéndola cerca. Se veía como si fuera a llorar, si pudiera hacerlo.
-Es un placer conocerlos,- Alegó Allie con un tono de voz amable. Escuché a Edward sonreír a mi lado.
Sus brazos pasaron por mi cintura y yo me incliné hacia él, olvidándome de mantener distancia de él frente a Allie. No quería confundirla con nuestra relación, pero había sido bastante duro estar apartada de él. Mis ojos se cerraron y en mis labios se formó una sonrisa.
-¿Mami?
-¿Si, Allie?- Abrí mis ojos. Allie me miraba con una enorme sonrisa en sus labios.
-¿Amas a Edward?- Me sorprendí ante lo simple que sonaba su pregunta.
-Si, Allie,- Susurré luego de unos instantes. La verdad seria lo mejor. Ya había demasiadas mentiras en la vida de Allie. No necesitaba más.
-¿Vas a casarte con él?- Probó.
-¿Quieres que se case conmigo?- Habló Edward antes de que yo pudiera hacerlo. Le miré, con mis ojos llenos de incredulidad. El me miraba con mi sonrisa preferida.
Allie lanzó unas risitas, pasando sus brazos alrededor del cuello de Esme, acercándose más a ella. Esme descansó su cabeza contra la de Allie, obviamente disfrutando de su afectuoso abrazo. Había olvidado cuan importante Allie seria para el resto de la familia.
-¡Así que esta es Allie!- Una explosiva voz sonó desde el marco de la puerta. Unos instantes después Emmett y Rosalie salieron al porche. Emmett caminó hacia Esme, dándole unos golpecitos a la cabeza de Allie. -¿Qué tal enana?
Allie le miró con sus ojos bien abiertos, su voz sonaba maravillada, -Wow. ¡Eres la persona más grande que he visto!
La risa se apoderó de todos nosotros y sentí alivio por primera vez mientras me unía a ella. Había pasado tanto tiempo desde que había reído de verdad. Miré en silencio mientras Esme sostenía a Allie en brazos y Emmett continuaba hablándole. Mis ojos pasaron hacia Rosalie. Me sorprendí, de verdad.
Miraba a Allie con un afecto que jamás había visto antes. Había un deseo en sus ojos que no podía comprender. No sabía la historia completa del destino de Rosalie...solo sabia que la había encontrado en la calle. Debía de haber deseado tener un hijo, obviamente. Una pequeña niña, o un niño al que podía decir que era suyo.
Allie aun seguía riéndose de la última broma de Emmett cuando sus ojos encontraron a Rosalie. Su boca se bario de golpe, -¡Mami, es tan linda!
Sonreí suavemente. Si Rosalie se pudiera ruborizar, juraría que lo habría hecho. Me sorprendió ver a Rosalie Hale actuando tan diferente de cómo le recordaba. Había cambiado completamente en la presencia de Allie. La miraba como una madre lo haría. Como yo lo hacia.
-Ella es tu tía también, Allie,- Dijo Alice.
Esme y Rosalie compartieron una corta mirada y Esme asintió suavemente. Se giró con Allie y Rosalie se dirigió a mi, -Bella ¿Te molestaría si…?
-En absoluto,- Susurré, feliz de acceder. Quería que Rosalie me aceptara en la familia, como era la única que no lo había hecho… -Adelante.
Allie alzó sus brazos y Rosalie la tomó en los suyos. La cargó como a un bebe, mirándola con una suave expresión de cariño. Allie le sonrió, completamente maravillada, -¿Cuál es tu nombre?
-Rosalie,- Su voz era suave, como una suave timbrar de campanas.
-¿Eres mi tía?
-Si, supongo que lo soy,- Dijo con una sonrisa en sus labios.
-Entonces algún día seré tan linda como tu ¿Verdad?- Las observé en silencio, viendo el afecto que Rosalie tenia en su mirada.
-Ya eres hermosa,- Habló Rosalie.
El resto de la familia se había quedado en silencio mirando la escena. Volví a recostarme contra los brazos de Edward. Me sentía como en casa. No...Estaba en casa. Era mi casa, nuestra casa.
-Bella,- Carlisle me habló a mí ahora. Le miré expectante, -El abogado vendrá mañana por la mañana¿Esta bien así?
-Si, eso esta bien.
Aun con el surgimiento de aquel incomodo tema, me sentía cómoda aquí. Casi noté que el celular vibraba en el bolsillo de mi chaqueta. Había olvidado que lo tenía. Lo saqué, fijándome el número. No era ninguno que conociera. Lo abrí y contesté.
-¿Hola?
-Hola ¿Isabella Newton?- Preguntó la voz de una mujer desde el otro lado del teléfono. Era más familiar de lo que me hubiera gustado.
-Si, soy yo.
-Mi nombre es Jessica Stanley,- Se presentó, -Soy la trabajadora social. Su esposo me contactó esta mañana. Si le parece bien, quisiera encontrarme con Allie.
Jessica era tan formal, como si no me hubiera conocido antes. Aunque había algo en el fondo de su voz que daba la intención de lo contrario. Nos habíamos separado luego de mi estado catatónico, después de que Edward se hubiera ido. La distancia solo aumento más cuando dejé que Mike se interesara en mí.
-¿Debido a que?
-El piensa que usted esta siendo abusiva con la niña, señora,- Sentí a Edward ponerse rígido a mi lado. La rabia corría por mis venas.
-¡El es el único abusivo!
-Necesito hablar con Allie, a solas. Hoy mismo, si puede ser.- Continuó.
-Si. ¿Cuan pronto?
-Estaré en su casa en dos horas, señora Newton,- Su voz era neutral, aun así sentí pánico, -Su esposo nos dio la dirección.
-La veré en dos horas.
-Adiós, señora Newton.- La línea se desconectó.
Mis brazos cayeron pesadamente a mis costados, el teléfono rebotó en el suelo.
El viaje hasta la casa de los Cullen fue rápido, para el agrado de Allie. Tan pronto como Allie había aceptado ir a conocer al resto de los Cullen, Jasper salió disparado para buscar el Volvo de Edward. Allie, tan pequeña e inocente, no le pareció extraño que a Jasper le tomara unos pocos minutos en traer el auto. A decir verdad, estaba tan concentrada en admirar el reluciente auto que no se daba cuenta de la velocidad a la que íbamos.
Edward manejaba a su habitual velocidad, y por primera vez no me quejé. Estaba completamente ansiosa por alejarme lo más posible de aquella casa. Mi mente volaba en miles de pensamientos mientras permanecí en silencio todo el trayecto.
¿Como pudo Allie saber que Mike había sido violento todo este tiempo? Había hecho hasta lo imposible por mantener las peleas en silencio, siempre temiendo que Allie pudiera descubrir la espantosa realidad de su familia. No quería exponerla a la violencia de su padre. Y aun así, ella lo sabia. Le había escuchado gritarme en las noches. Le había escuchado golpearme. No podía dormir en las noches por el dolor que Mike continuamente me infligía a mí. A mi familia.
-¡El abuelo Charlie te gritaría!- Le regañó Allie a Edward, riéndose entre cada palabra. El le dio una sonrisa torcida e hizo que el motor rugiera. Allie gritó encantada.
Acerqué a Allie a mí, encerrándola entre mis brazos. Di beso tras beso sobre su cabecita, temiendo todo el tiempo que debería pelear por ella contra Mike. ¿Y si la alejaba de mí? ¿Y si la corte falla a favor de él? No podía perder a Allie. Después de lo que Mike había dicho...las horribles cosas que dijo. No podía dejar que la lastimara.
-¡Mami!- Allie me llamó retorciéndose en mis brazos, tratando de salir, -¡Llegamos!
Salí de mis pensamientos, mirando a mi alrededor sorprendida. Lancé una mirada a Edward, lista para hacerle notar la velocidad a la que había ido, pero mi mirada se desvaneció en una de amor en el momento en que mis ojos se encontraron con los suyos.
-¡Mami!- Allie continuó moviéndose en mis brazos, tratando de salir, -¡Quiero ver la casa!
-¡Oops!- Liberé a Allie y salió del auto, saltando sobre el pasto mientras nos esperaba a nosotros. Salí del auto y alcé a Allie en mis brazos, -Perdona, Allie.
-Bueno, apurémonos,- Edward habló a mi lado, pasando su mano por el pelo de Allie, despeinándola, -Van a irse si tienen que esperarnos tanto.
Allie sonrió ante el tono bromista de su voz.
Caminamos hacia la casa, Allie y Edward continuaban lanzándose bromas el uno al otro. Yo aun permanecía en silencio, encerrada en los recuerdos de los últimos días. Habían pasado tantas cosas y aun así me parecía que había pasado una eternidad así. Era perfecto. Se sentía tan bien, como si esta fuera la forma en que las cosas deberían haber sido.
Dejé a Allie en el suelo luego de que hubiéramos subido las escaleras. Ella corrió hacia la puerta, golpeándola dos veces antes de apartarse y esperar. Era una niña tan educada. Me recordaba a mi misma. Mi madre siempre decía que había nacido con treinta y cinco años y me volvía mas madura con cada año que pasaba. Allie era igual. Era bastante madura para su edad.
-¡Allie!- Le saludó Esme con su calida voz y una brillante sonrisa cuando abrió la puerta. Allie le miró con sus ojos bien abiertos.
-¡Sabe mi nombre!- Se sorprendió. Traté de imitarla en mi falsa sorpresa, pero una sonrisa la borró rápidamente.
-Si, obviamente lo sabe, Allie,- Caminé hacia Esme y ella me envolvió en un abrazo. Le devolví el gesto, había extrañado el abrazo de mi verdadera familia. Me volví hacia Allie, -Ella es la mama de Alice.
-¿Entonces ella es mi abuela?- Preguntó Allie, abriendo sus ojos alegremente. Miré a Esme, preocupada de que el término le hubiese resultado ofensivo de alguna forma. Era tonta al preocuparme. Esme le sonrió alegremente a Allie, -¡Pero es tan linda! ¡No se ve nada vieja!
-Eso es por que como todas mis frutas y vegetales,- Sonrió Esme. Carlisle apareció a un lado de Esme, pasando sus brazos alrededor de su cintura. Miró a Allie con la misma sonrisa que me había recibido la primera vez que le conocí.
-Hola, Allie,- Habló Carlisle, haciendo un gesto hacia Esme, -Ella es Esme y yo soy Carlisle.
Allie miró a Edward expectante.
-El es tu abuelo.- Respondió Edward con una sonrisa. Obviamente había leído sus pensamientos, aunque ella no sabia eso.
Allie corrió hacia delante, como la niña extrovertida que era, y paso sus brazos por la pierna de Esme. Esme le miró con sus ojos enormes ante la sorpresa antes de que su rostro se derritiera en una expresión de amor. Sabía que siempre había querido un niño. Se arrodilló y alzó a Allie en sus brazos, sosteniéndola cerca. Se veía como si fuera a llorar, si pudiera hacerlo.
-Es un placer conocerlos,- Alegó Allie con un tono de voz amable. Escuché a Edward sonreír a mi lado.
Sus brazos pasaron por mi cintura y yo me incliné hacia él, olvidándome de mantener distancia de él frente a Allie. No quería confundirla con nuestra relación, pero había sido bastante duro estar apartada de él. Mis ojos se cerraron y en mis labios se formó una sonrisa.
-¿Mami?
-¿Si, Allie?- Abrí mis ojos. Allie me miraba con una enorme sonrisa en sus labios.
-¿Amas a Edward?- Me sorprendí ante lo simple que sonaba su pregunta.
-Si, Allie,- Susurré luego de unos instantes. La verdad seria lo mejor. Ya había demasiadas mentiras en la vida de Allie. No necesitaba más.
-¿Vas a casarte con él?- Probó.
-¿Quieres que se case conmigo?- Habló Edward antes de que yo pudiera hacerlo. Le miré, con mis ojos llenos de incredulidad. El me miraba con mi sonrisa preferida.
Allie lanzó unas risitas, pasando sus brazos alrededor del cuello de Esme, acercándose más a ella. Esme descansó su cabeza contra la de Allie, obviamente disfrutando de su afectuoso abrazo. Había olvidado cuan importante Allie seria para el resto de la familia.
-¡Así que esta es Allie!- Una explosiva voz sonó desde el marco de la puerta. Unos instantes después Emmett y Rosalie salieron al porche. Emmett caminó hacia Esme, dándole unos golpecitos a la cabeza de Allie. -¿Qué tal enana?
Allie le miró con sus ojos bien abiertos, su voz sonaba maravillada, -Wow. ¡Eres la persona más grande que he visto!
La risa se apoderó de todos nosotros y sentí alivio por primera vez mientras me unía a ella. Había pasado tanto tiempo desde que había reído de verdad. Miré en silencio mientras Esme sostenía a Allie en brazos y Emmett continuaba hablándole. Mis ojos pasaron hacia Rosalie. Me sorprendí, de verdad.
Miraba a Allie con un afecto que jamás había visto antes. Había un deseo en sus ojos que no podía comprender. No sabía la historia completa del destino de Rosalie...solo sabia que la había encontrado en la calle. Debía de haber deseado tener un hijo, obviamente. Una pequeña niña, o un niño al que podía decir que era suyo.
Allie aun seguía riéndose de la última broma de Emmett cuando sus ojos encontraron a Rosalie. Su boca se bario de golpe, -¡Mami, es tan linda!
Sonreí suavemente. Si Rosalie se pudiera ruborizar, juraría que lo habría hecho. Me sorprendió ver a Rosalie Hale actuando tan diferente de cómo le recordaba. Había cambiado completamente en la presencia de Allie. La miraba como una madre lo haría. Como yo lo hacia.
-Ella es tu tía también, Allie,- Dijo Alice.
Esme y Rosalie compartieron una corta mirada y Esme asintió suavemente. Se giró con Allie y Rosalie se dirigió a mi, -Bella ¿Te molestaría si…?
-En absoluto,- Susurré, feliz de acceder. Quería que Rosalie me aceptara en la familia, como era la única que no lo había hecho… -Adelante.
Allie alzó sus brazos y Rosalie la tomó en los suyos. La cargó como a un bebe, mirándola con una suave expresión de cariño. Allie le sonrió, completamente maravillada, -¿Cuál es tu nombre?
-Rosalie,- Su voz era suave, como una suave timbrar de campanas.
-¿Eres mi tía?
-Si, supongo que lo soy,- Dijo con una sonrisa en sus labios.
-Entonces algún día seré tan linda como tu ¿Verdad?- Las observé en silencio, viendo el afecto que Rosalie tenia en su mirada.
-Ya eres hermosa,- Habló Rosalie.
El resto de la familia se había quedado en silencio mirando la escena. Volví a recostarme contra los brazos de Edward. Me sentía como en casa. No...Estaba en casa. Era mi casa, nuestra casa.
-Bella,- Carlisle me habló a mí ahora. Le miré expectante, -El abogado vendrá mañana por la mañana¿Esta bien así?
-Si, eso esta bien.
Aun con el surgimiento de aquel incomodo tema, me sentía cómoda aquí. Casi noté que el celular vibraba en el bolsillo de mi chaqueta. Había olvidado que lo tenía. Lo saqué, fijándome el número. No era ninguno que conociera. Lo abrí y contesté.
-¿Hola?
-Hola ¿Isabella Newton?- Preguntó la voz de una mujer desde el otro lado del teléfono. Era más familiar de lo que me hubiera gustado.
-Si, soy yo.
-Mi nombre es Jessica Stanley,- Se presentó, -Soy la trabajadora social. Su esposo me contactó esta mañana. Si le parece bien, quisiera encontrarme con Allie.
Jessica era tan formal, como si no me hubiera conocido antes. Aunque había algo en el fondo de su voz que daba la intención de lo contrario. Nos habíamos separado luego de mi estado catatónico, después de que Edward se hubiera ido. La distancia solo aumento más cuando dejé que Mike se interesara en mí.
-¿Debido a que?
-El piensa que usted esta siendo abusiva con la niña, señora,- Sentí a Edward ponerse rígido a mi lado. La rabia corría por mis venas.
-¡El es el único abusivo!
-Necesito hablar con Allie, a solas. Hoy mismo, si puede ser.- Continuó.
-Si. ¿Cuan pronto?
-Estaré en su casa en dos horas, señora Newton,- Su voz era neutral, aun así sentí pánico, -Su esposo nos dio la dirección.
-La veré en dos horas.
-Adiós, señora Newton.- La línea se desconectó.
Mis brazos cayeron pesadamente a mis costados, el teléfono rebotó en el suelo.
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